Muchas veces asumimos un rol de espectador durante el sexo, también conocido como spectatoring, y es algo que no nos beneficia para nada.

Lo primero que ocurre es que al no estar presentes en nuestras relaciones sexuales, no disfrutamos de ellas al 100%El placer consciente es mucho mayor, más intenso. Si nuestro cerebro está centrado en las sensaciones, en los sentidos y en todo lo que percibimos, disfrutaremos muchísimo más.

Al ser espectador podemos estar juzgándonos durante las relaciones sexuales. Para disfrutar de la práctica erótica, tal y como explica la experta María Esclápez, es necesario “que exista un abandono a las sensaciones”. Evidentemente si estamos pendientes observando qué hacemos, estamos evitando dejarnos llevar.

El fenómeno spectatoring puede además jugar un papel clave en nuestra autoestima, en el miedo a fallar, la autoexigencia y en la aceptación de nuestro cuerpo y nuestro placer, ya que si lo hacemos estaremos alimentando a ese espectador y se convertirá en un círculo vicioso.

Un ejemplo práctico. Soy una mujer a quien le cuesta llegar al orgasmo y durante mi relación sexual con mi pareja, me centro en ese pensamiento y no en sus caricias, en mi excitación o en mi placer. Esa preocupación me mantienen en tensión y pensando en que “debería poder llegar al orgasmo”, pero al no dejarme llevar, no lo consigo. En mi próximo encuentro estaré aún más insegura y ese pensamiento de la última vez alimentará más pensamientos que me impidan disfrutar.

De hecho según un estudio del Instituto Andaluz de Sexología y Psicologíaadoptar el rol de espectador es un hábito tóxico que está relacionado con algunas disfunciones sexuales como la disfunción eréctil en los hombres.

Cómo podemos alejarnos del rol del espectador en nuestras relaciones sexuales

Aunque puede tratarse de un problema mayor para el que necesitaremos ayuda terapéutica (existe una comunidad profesional de sexólogas y sexólogos muy preparada y dispuesta a ayudarnos), hay algunas claves que pueden ayudarnos a alejarnos de ese rol de espectador y transformarnos en protagonista.

Focaliza el placer, centra tus pensamientos en el momento presente y en tus sensaciones. Tal vez esto te cueste al principio, pero podemos comenzar por algo sencillo, a solas y que nos permita identificar nuestro placer y centrarnos en él. Podemos por ejemplo usar un juguete sexual que nos permita ir poco a poco (como el Sila de LELO, por ejemplo) y con el que centrarnos en nuestro placer.

¿Qué te ocurre durante la respuesta sexual? ¿Qué te excita? No tienes por qué llegar al orgasmo, porque se trata de centrarte de forma absoluta en el placer y en cómo lo vive tu cuerpo. Y si la mente te juega una mala pasada y se cuela un pensamiento intrusivo, vuelve a centrarte por ejemplo en el tacto de tu piel o en la caricia que tus dedos hacen sobre tu muslo.

De esta manera, trabajando con tu cuerpo y enseñando a tu mente a dejarse llevar, cuando el encuentro sexual sea en pareja, será más fácil que continúes la dinámica. Si ves la relación como protagonista y no como espectador, podrás captar qué ocurre a nivel físico y divertirte dejándote llevar, sin exigencias ni altas expectativas.

Comunicación, la clave de todo

Hablar, hablar, hablar, hablar. La comunicación es clave para cualquier relación saludable. Expresar lo que sentimos (tanto positivo como negativo), puede ayudarnos no solo a tratar de solucionar el problema, sino a que al verbalizarlo, cambiemos nuestra perspectiva sobre el mismo.

Ahora que ya sabes en qué consiste el spectatoring y cómo nos afecta, solo queda centrar nuestros pensamientos para dejar de ser una espectadora de tu vida y convertirte en la absoluta protagonista de tu placer.